Para ello se contrató el servicio con la empresa INTI. En una primera etapa, se instalaron trampas de feromonas en las zonas verdes. La segunda etapa consta de un tratamiento que consiste en la fumigación con un insecticida biológico sobre las acículas (hojas) de los pinos, para que cuando éstas sean comidas por las orugas, mueran.
A este respecto, debe conocerse que todos los tratamientos que se están llevando a cabo no tienen incidencia alguna en el medio ambiente, personas, y carecen de carácter residual.